31 de diciembre de 2010

Lo que queda del año



La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes

John Lennon


El año pasado, también en esta misma fecha, escribí una entrada que titulé esperanzas, en la confianza de que este año que ahora concluye permitiera que cada uno de nosotros pudiera transformar en realidad algún pequeño o gran deseo. Ojalá que mi esperanza de entonces se haya materializado en algo concreto que os haya dado satisfacción profesional o personal.

La percepción de la velocidad con la que transcurre el tiempo es siempre subjetiva y un año puede ser un periodo muy breve o una eternidad, dependiendo del punto de vista, situación personal o experiencia vital que cada uno posea. Sin embargo, hoy termina la primera década del tercer milenio y he de reconocer que en estas ocasiones el calendario impone una disciplina de la que es difícil sustraerse. Por ese motivo, a pesar de que los que me conocen saben que no me gusta mirar hacia atrás, algunos no podemos evitar hacer un repaso de lo que ha sucedido en nuestras vidas en los últimos doce meses.

En mi caso, inicié en este año una nueva etapa laboral con un proyecto personal que me ha dado la oportunidad de desarrollar nuevas actividades y crecer profesionalmente. Mis objetivos para estos primeros meses eran modestos, pero creo que el balance ha sido bastante positivo y eso me permite encarar el próximo año con cierto optimismo.

Lamentablemente, si valoramos el año a nivel país, vemos que las cosas siguen sin ir bien. El 2010 ha sido un año tan malo como el anterior. O quizás peor, porque no solo seguimos en recesión y con cifras de desempleo (más) alarmantes, sino que además ahora somos plenamente conscientes de que lo que antes podíamos achacar a una situación coyuntural de crisis global (aquello del mal de muchos consuelo de tontos) ha devenido en un enorme y consolidado problema estructural para el que seguimos sin solución. Y todo ello aderezado con una huelga general organizada y alguna otra de salvaje, que - para desespero propio y desconfianza ajena- han sido muy comentadas fuera de nuestras fronteras, aumentando con ello las dudas y especulaciones de los mercados e inversores internacionales.

El 2010 ha sido también un año de desastres naturales (terremotos en Haiti y Chile, volcanes en Europa e inundaciones en Paquistán, entre otros) y negligencias (vertidos de BP), rescates milagrosos (mineros de Chile) y alegrías deportivas (mundiales de futbol y logros de Nadal). Ha sido también el año del iPad, de Lady Gaga y de Vargas Llosa y -cómo no- el año de Julian Assange y del fenómeno Wikileaks, sobre cuyo alcance y consecuencias reales seguiremos debatiendo en los próximos meses.

Pero mientras tanto, concentrémonos en la esperanza y el esfuerzo individual para dejar rastro y marcar una diferencia en nuestro pequeño círculo de influencia. Porque el futuro ya no es lo que solía ser. Y la vida pasa… deprisa.

6 comentarios:

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Astrid:
Me quedo con la cita de Jon Lennon.
Así que ocupémonos de lo realmente importante.
Un fuerte abrazo y que el año te sea propicio.

Astrid Moix dijo...

Gracias Javier. Pues eso, y que lo urgente no nos distraiga de lo importante.
Un abrazo,

Anónimo dijo...

Gracias Astrid. Me encantó tu respaso del 2010 con un enfoque tan claro. Felicidades y éxitos para 2011.

Astrid dijo...

Hola Andrea,

Gracias por pasarte. Feliz 2011 también para ti!!

Josep Julián dijo...

Hola Astrid:
Por fortuna, tenemos la capacidad de analizar en muchos vectores al mismo tiempo y encontrar consuelo en algunos de ellos. 2010 ha sido un mal año y mi humilde deseo es que este 2011 sea un poco mejor, sólo un poco.
Un abrazo.

Astrid dijo...

Hola Josep,
La "ventaja" de estar muy mal es que a poco que cambien las cosas, se va a percibir como una mejora. Hay que intentar mantener la esperanza, por mucho que tipos como Murphy y sus leyes nos intenten convencer de que todo la malo puede devenir en peor. Démonos un voto de confianza...
Un abrazo,