12 de abril de 2011

¿Eres tú o la circunstancia?









Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo
José Ortega y Gasset - Meditaciones del Quijote

Cuando el filósofo y ensayista Ortega y Gasset acuñó su famosa frase, ponía de manifiesto la importancia de la realidad circundante en el desarrollo del yo y la necesidad de que la persona diera sentido filosófico tanto a su propia existencia como al entorno que le rodea, entendiendo que ambos se daban de forma inseparable.
Las organizaciones empresariales se rigen por criterios pragmáticos y la experiencia me dice que en ellas conviene saber separar muy bien el yo y sobre todo el tú, de la circunstancia. Hay que distinguir entre la persona y su contexto y aprender a diferenciar lo que son hechos objetivos de comportamientos atribuibles a aspectos personales, en especial si se trata de efectuar un diagnóstico sobre un problema o situación de conflicto.
Y digo esto porque en las últimas semanas he estado trabajando para un cliente en donde esa distinción no se daba y como resultado de ello, se estaba responsabilizando a un grupo de personas de una situación que -en gran parte- era el resultado de una circunstancia externa sobre la que ellos no habían tenido ningún control. La compañía había sido vendida dos veces en poco tiempo y ninguna de esas ventas había sido explicada ni adecuadamente tratada a nivel de personas. Como consecuencia de ello el ambiente de trabajo se había deteriorado bastante y algunos equipos presentaban una estructura interna poco clara, con objetivos confusos que incluso les llevaban a competir entre sí. La dirección de la empresa sostenía que el mal ambiente lo generaba un grupo de empleados escasamente comprometido con la nueva propiedad. Y es verdad que estaban desmotivados y poco comprometidos, pero la causa del mal clima laboral había que buscarla en otro lado, precisamente en esos cambios de propiedad mal gestionados y en la falta de comunicación posterior. Y la desmotivación y el bajo compromiso eran solo la consecuencia natural de todo el proceso.
En descargo de mi cliente hay que decir que ese error de confundir situación y persona se da con bastante frecuencia, y no solo en entornos profesionales, sino también en nuestro círculo más privado. Es un fenómeno que los psicólogos conocen como error o sesgo atributivo fundamental, que consiste en la tendencia a explicar o justificar una conducta exclusivamente en base a factores personales del actor, infravalorando el poder de los determinantes situacionales que rodean a éste. Así, ante las malas notas de nuestros hijos por ejemplo, solemos pensar que se deben a falta de estudio y/o pocas ganas de aprender (comportamiento atribuible a la persona), sin tener en cuenta el tipo de examen, la dificultad de la materia o el tiempo de preparación (contexto situacional).
Sin embargo, lo curioso es que el error atributivo se da con mucha más frecuencia en relación a conductas ajenas que respecto al propio comportamiento. De hecho, para nuestra propia conducta buscamos coartadas para justificarnos, sobre todo si se trata de explicar un fracaso, y solemos encontrarlas con más facilidad en elementos ajenos a nosotros (entorno, mala suerte, coyuntura económica, influencia de los mercados o lo que sea...) Ahí opera otro sesgo que los expertos llaman hedonista porque parece que obedece a una necesidad inconsciente de presentarnos siempre en nuestra mejor versión, no solo ante terceros, sino también ante nosotros mismos.
En cualquier caso conviene ser consciente de la influencia de esos sesgos en la forma en que percibimos la realidad y a nivel organizativo establecer mecanismos para evitar los errores de juicio que pueden provocar. Porque a pesar de que los sesgos predisponen, en ningún caso nos determinan.

Foto: Zsuzsanna Kilian

 

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues es muy corriente comprobar ese sello que aquí queda muy bien señalizado. El hedonismo creciente no hace ver con claridad el panorama.
Tendremos que adoptar recursos necesarios para este tipo de situaciones.
Muy bueno la felicito.

Astrid Moix dijo...

@anónimo: gracias por pasarte y comentar. El primer paso para tomar medidas es ser consciente del problema. Y en eso estamos ...

Un saludo,

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Astrid:
Un buen ejemplo el de la ensañanza. Profesionalmente también vivo a menudo esa especie de reduccionismo, que casi siempre busca culpables sin analizar las circunstancias globales que han producido la situacón de turno. No sé cómo tratarlo porque tiene un gran componente educacional y por lo tanto entiendo que se puede abordar puntualmentee, pero sembrar la cultura de la reflexión y el análisis es otra cosa.

Astrid Moix dijo...

Hola Javier,
Yo creo que parte del problema -además del sesgo, digamos, cognitivo- está en la prisa y en la falta de reflexión. Eso hace que optemos por la solución más fácil o más inmediata y carguemos las tintas en el tema personal. Hay que intentar ser más rigurosos, ir un poco más allá en el alcance de nuestros análisis. Pero eso también se podría aplicar a otras situaciones, no?

Un abrazo

Josep Julián dijo...

Hola Astrid:
Al leer tu artículo no he podido por menos que esbozar una sonrisa cómplice. Como consultora, tu visión desapasionada de lo que estaba pasando ahí hacía que la foto "situacional" estuviera bien enfocada. Lo que no sé es si ellos aceptaron el resultado.
Y la otra cosa que me ha hecho sonreir es cuando describes en otras palabras que en lo que más nos empeñamos los humanos es en tener razón da igual si eso va en contra de nuestros intereses.
Un abrazo.

Carolina dijo...

Buenas tardes,

Es la primera vez que visito tu blog y me ha parecido muy interesante, sobre todo el tratamiento que das al tema de la interculturalidad en los negocios.

El ejemplo que nos das en este artículo me ha servido además para ver con otro ojos un caso similar que tenemos en mi empresa, que creo que no hemos tratado de forma adecuada, precisamente por haber hecho un diagnóstico erróneo.

Un saludo

Astrid Moix dijo...

Hola Josep,

La verdad es que mi cliente entendió perfectamente la situación y se mostró muy colaborativo. Rediseñamos el programa de formación, que inicialmente era solo intercultural (la empresa está presente en muchos países) e incluímos sesiones para tratar además los otros temas "históricos". Así que la cosa acabó bien.

Buen fin de semana,

Astrid Moix dijo...

Hola Carolina,

Gracias por tus palabras. Celebro que el post te haya sido de ayuda y espero verte de nuevo por aquí.

Saludos,

Caminante dijo...

Hola Astrid
Caso típico, por desgracia...
Hasta cuando se hacen proyecciones de futuro, pesan más los contextos internos que los externos...
Cada uno es expresión de sus circunstancias puntuales por mucho que nos fastidie admitirlo.
Cuidate

Astrid Moix dijo...

Tienes razón Jose Luis. Vemos lo que somos.

Buena semana sta. Yo me voy de vacaciones, así que hasta la vuelta!

Fernando López dijo...

Hola Astrid:

Siempre me pregunto porque tendemos a ver solo lo que nos interesa o a autojustificar y excusarnos en lo que nos viene mejor a mano. El caso que cuentas lo he vivido en varias ocasiones y generalmente se echaba la culpa a quien, posiblemente, no podía manejar la situación.

Un muy buen post para reflexionar.

Astrid Moix dijo...

Bueno, el sesgo atributivo explica en parte el porqué de esa tendencia. Yo creo que también nos es más fácil a veces sustituir a la persona que analizar primero y modificar después la situación. Requiere más esfuerzo.

Gracias por tu comentario, Fernando.