Cada uno de nosotros nos relacionamos según los modelos
de pensamiento y actuación que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida.
Gran parte de ellos han sido adquiridos en la primera infancia, en el seno de
la familia, que es donde se inicia el proceso de socialización que después
continúa en la escuela, el trabajo y en los círculos de relación que vamos
incorporando a nuestro núcleo vital.
Necesitamos un
marco de referencia para vivir en sociedad y manejar las paradojas y
contradicciones con las que nos enfrentamos en el día a día. La cultura cumple
esa función orientativa y al mismo tiempo ejerce también una influencia en
nuestros valores y actitudes y éstos, a su vez,
condicionan nuestro comportamiento y experiencias posteriores. Eso no
significa que la conducta de una persona esté determinada, porque por un lado
tenemos la capacidad de reflexionar sobre esos sesgos culturales y por otro
disponemos de los mecanismos suficientes para reaccionar contra ellos cuando
devienen en prejuicios o estereotipos negativos. Pero claro está, para ello
hemos de saber cuáles son y tener la voluntad de dominarlos.
Recientemente
tuve ocasión de impartir un seminario sobre Diversidad Cultural en el marco de
la Certificación de Coach y Mastercoach que ofrece en España la EASC (European
Association for Supervision and Coaching) a través del Instituto Indiálogo. Durante
dos días los participantes reflexionaron y debatieron sobre los diversos aspectos
en que la cultura influye en un proceso de coaching, tanto desde el punto de
vista de los sesgos individuales a los que aludía más arriba -que pueden darse tanto en el Coach como en
Coachee- como de la idoneidad de la
propia metodología en un contexto multinacional, en la medida que el coaching surge
en su día en Estados Unidos impregnado de una serie de valores culturales muy
específicos de ese país.
En concreto, las
sesiones se enfocaron en ofrecer respuesta a las siguientes preguntas:
¿Cómo
influyen mis propias raíces culturales en mi trabajo?
¿Qué conocimientos sobre diversidad cultural tengo que incorporar en mi función
de Coach?
¿Qué
dimensiones culturales tengo que valorar al ofrecer el coaching como proceso de
desarrollo personal, especialmente en coaching ejecutivo y de expatriados?
¿Qué
competencias adicionales tengo que desarrollar si trabajo como Coach con
clientes internacionales?
Durante la formación
trabajamos con casos prácticos, dinámicas y simulaciones con el fin de alcanzar
varios objetivos:
- Reconocer el impacto de las diferencias culturales en las relaciones Coach/Coachee con clientes internacionales
- Ser consciente de los valores y sesgos culturales que involuntariamente incorporamos en el coaching
- Entender el proceso de desarrollo de la competencia intercultural para saber integrar diferentes perspectivas y enriquecer el trabajo del Coach
- Experimentar situaciones de posible conflicto intercultural en la práctica del coaching y valorar enfoques para gestionarlas de manera positiva
- Conocer modelos y herramientas que pueden ser útiles en el coaching intercultural
Las
sesiones dieron pie a muchas preguntas, especialmente en cuestiones de índole
ética y de conflicto de valores y fue un debate muy enriquecedor, también para
mí como facilitadora. Creo en el valor añadido que aporta el elemento
intercultural en el desarrollo profesional de los que nos dedicamos al coaching
o a la formación, así que espero tener ocasión de repetir este tipo de
seminario en el futuro.
diversidad
2 comentarios:
Hola Astrid
Como siempre, preguntas necesarias.
Y además me alegra leerte porque me confirma que el Coaching "serio" existe
Cuidate
Pues sí, claro que el coaching "serio" existe, no te quepa ninguna duda. Pero tú y yo sabemos que el otro también ...
Gracias por pasarte!
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