Estos días pasados estuve con una amiga que trabaja en una empresa internacional de esas que suelen aparecer en los rankings de “empresas más deseadas”. Mi amiga me comentaba que desde que está allí le hace ilusión ir al trabajo cada día y que a pesar de que su turno empieza a las 7 de la mañana, le cuesta mucho menos madrugar. Al preguntarle sobre los motivos, dijo que había varios pero que ninguno tenía que ver con su sueldo, porque de hecho su cambio no había representado un incremento salarial significativo. Mencionó el mayor tamaño de la empresa, los presupuestos importantes para investigación (mi amiga trabaja en esa área) y la visibilidad en su sector. Pero lo que para ella fue decisivo es que se trata de una empresa auténtica – creíble es el término que utilizó-, una empresa que practica internamente los valores empresariales con los que se presenta en el entono exterior, que cultiva el sentido de pertenencia y que ha sabido generar un vínculo con su plantilla que va mucho más allá de la relación laboral estricta. Para mi amiga, el hecho de estar trabajando en una empresa en la que podía creer, era un elemento esencial a la hora de encontrar motivación constante en el trabajo. Efectivamente, lograr credibilidad no solo ante el mercado, sino también internamente, es un factor determinante para conseguir el respeto de la comunidad empresarial y seguramente también de la sociedad en general. Pero ¿cómo conseguirlo? Desde mi punto de vista, para ello hay una serie de valores que la empresa debe intentar incluir en su código de conducta y prácticas comerciales. Y entre esos valores éticos, destacaría dos como especialmente importantes:
-Excelencia: orientada a establecer procesos que permitan una mejora constante de los productos ofrecidos y en lograr la implicación de las personas necesarias para llevarlo a cabo, facilitando también la formación y los recursos para ello.
-Respeto: a mi modo de ver quizás lo más importante; respeto por el entorno y por el medio ambiente, pero sobre todo respeto en las relaciones personales de todos los que forman la empresa. Respeto en la palabra, en el trato dado y en el recibido, y en saber escuchar, reconocer y valorar la opinión de los demás. Son muchas las empresas que ya incluyen estos valores y otros similares en su código de ética empresarial. Pero sería bueno que además se produjera siempre la interiorización necesaria para lograr esa credibilidad que mi amiga mencionaba y que tanto el equipo profesional como el mercado, finalmente, acaban premiando.
6 comentarios:
La verdad es que da gusto oir hablar de estas cosas en momentos en los que el "todo vale" empieza a imponerse.
Sólo las empresas que tienen claro el largo plazo apuestan decididamente por introducir la palabra "respeto" en todos los ámbitos de la empresa. El resto...¿?
Un abrazo.
Exactamente Astrid...
parece que nos hemos leido el pensamiento...pasate por el Viajero.
Cuidate
Ójala como le comentaba a Jose Luis en su blog esto se expanda y aprendamos de una vez por todas a gestionar personas, que es lo que nos permitira´gestionar bien empresas.
Un abrazo
@Javier: pues el resto tarde o temprano vivirá su revolución. Porque cuando se rompe la alineación entre valores internos y externos, se acaba produciendo una crisis.
Un saludo,
@Jose Luis: pues voy a empezar a creer en la telepatía ;). Un abrazo
@Fernando: y al final lo que las hace funcionar. Confiemos... Gracias por pasarte.
No conocía este blog y me ha gustado lo que he leído; sencillo, pero claro y contundente.
Personalmente me identifico totalmente con lo que dices, Astrid.
Tanto es así que hace unos meses me lancé a escribir un blog dedicado a los valores en el mundo de la empresa: "valoRH.es añadidos". creo que toda insistencia en la necesidad de poner los valores por delante de cualquier otra cosa, es poca.
Un saludo y felicidades por tu post.
Víctor Pérez Cantó
Hola Víctor,
Gracias por tu visita que me ha permitido también conocer tu blog. Veo que concidimos en algunos planteamientos, porque como tu bien dices, a medio y en ocasiones también a corto plazo, el valor acaba poniéndose del lado de los valores-
Un cordial saludo,
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